Ana quería mucho a su gato, era un gato de angora muy suave y jugueteador que se alimentaba de pienso para animales y estaba siempre mu sano y lustroso.
Ana tenía un bar muy bonito y era la dueña y todo el mundo la quería mucho y la hacía fotos porque Ana era muy guapa y tenía muy buen tipo.
Ana recibía visitas de clientes que la querían un montón porque además de guapa y tener buen tipo era joven simpática y estaba bien de dinero o por lo menos vivía sin deudas.
Un día llegó un señor y le dijo que era periodista y amigo del alcalde y se fue sin pagar.
Y ya no volvió más por el local.
--¿Por qué hay gente tan tonta?--le pregunataba Ana a su gato.
Y su gato no hablaba pero la entendía, con mucha cara de estupor.
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